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24 de marzo de 2019

La vida es corta, elige un vestido hermoso


  Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amo la vida.

Chavela Vargas / Las simples cosas - Martirio




 LA VIDA ES CORTA, ELIGE UN VESTIDO HERMOSO


La vida me arrimo a un par de madres adoptivas que procuraron suplir la falta de presencia de la mia propia.

Con mi madre natural teníamos una relación muy particular pero que a nosotros nos servía.  
La nuestra era como el punto en que las aguas del océano Pacífico y Atlantico se encuentran: se tocan pero no se mezclan. 
Se llama osmolaridad: salinidad y temperaturas diferentes.

Dias atras fue el cumpleanios 102 de mi madre Carmen y como siempre lo recordamos con velas alrededor de su retrato y un ramillete de rositas rococo de color durazno.

Carmen fue siempre una mujer cuidada, elegante y que amaba las cosas bellas.
Hace mas de 40 anos fuimos los dos a comprar para ella un vestido de noche que usaría en una recepción a la que atenderíamos juntos.
Había en Rosario en esa epoca una tienda que representaba “couture” de varios modistos internacionales y nos inclinamos hacia Cardin.
Luego de tomarse el tiempo necesario para revisar cuidadosamente la colección completa eligio un numerito que le quedaba como hecho para ella.
Se veía deslumbrante y atemporal en un simple vestido largo negro abotonado al frente con botones cubiertos de cristales Swarovsky desde el comienzo del escote en V hasta encima de las rodillas. De allí hacia abajo continuaban hasta el ruedo pero sin abrochar dejando entrever un poco de piernas al caminar.
La sorpresa eran las medias de seda de un palido aqua ahumado que replicaban el color de un par de peonias de organza de seda en el mismo tono que las medias y que se posaban sobre su hombro izquierdo.
Felicitaciones Pierre!

Los dos nos sentimos en la cima del mundo. Ella se veía magnifica y yo estaba muy feliz al verla.
Las aguas se arrimaban pero no se mezclaban.

Si solo hubieramos sabido que estabamos eligiendo el vestido que años despues usaría para su propio funeral tal vez hubieramos prestado mas atencion al momento.
Cuando supo que era su hora de partir y yo estaba a miles de kilometros de distancia ella pidió que la vistieran en aquel atuendo fabuloso que había reposado por años en una caja, mullido entre papeles de seda y de donde paso a otra caja en la que ya no volveria a ver la luz.
El rigor mortis hizo un poco difícil deslizar las medias de seda pero al fin lo lograron.
Ella sabía que siempre sería recordada en el día de su cumpleaños y como siempre quizo estar vestida comme il faut.




Marco de plata repujada a mano hecho especialmente para el retrato por el gran orfebre y ceramista Espanol residente en Buenos Aires: Jorge Galinanes Abalos.

21 de marzo de 2019

Que bueno que nos encontramos


Qué bueno que nos encontramos, acompáñame.

Tengo historias para contar mientras cocinamos algo. Vengo de una cultura donde gracias a las grandes migraciones europeas del siglo XIX confluyeron en Argentina varias corrientes culinarias y donde cada nacionalidad cocina con su propio ingrediente secreto: la nostalgia.

En mi familia siempre se comió rico: las ensaimadas de la tía Marieta, las naranjas confitadas de la tía Pepa, los huevos fritos y la jalea de manzanas de la tía Juana, los pucheros y los flanes de mi abuela Carmen, las Bagna Caudas y las pizzas de mi primo Juan Carlos y los ñoquis de mi mamá sin dejar de mencionar los asados maravillosos, las empanadas jugosas y los alfajores de Maicena.

Es así que yo nunca necesité cocinar hasta que a los 20 años me independicé, me mudé a un apartamento y decidí ver cómo preparar algo casero para comer.
¿Qué sería lo más fácil? -pensé...- hmmm, ya sé! ...arroz con mantequilla y queso parmesano rallado.

El arroz Gallo venia envasado en cajas de 1 kg. ¿Cuánto arroz hace falta para dos personas? Veamos: tome un plato y volqué arroz de la caja hasta formar una pila que se asemejara a un plato de arroz. Eso fue media caja. Como tenía un invitado calcule velozmente que necesitaba el doble. 
Puse una cacerolita llena de agua a hervir. Volqué la caja completa de arroz en el agua fría y esperé un rato mirando a cada tanto -nerviosamente- el reloj.

Previendo resultados nefastos, llamé por teléfono a mi abuela por apoyo logístico y me pregunto si había salado el agua.

Colgué sin saludar, corrí a la cocina y agregué una cuchara de sal gruesa al agua que continuaba medio fría. 
Finalmente hirvió y se derramo agitadamente con espuma blancuzca y arroz crudo sobre las hornillas. 
Bajé el fuego y pensé: después lo limpio. 
Busqué un trapo de cocina para tener a mano. El arroz comenzó a crecer... entonces con una cuchara saque un poco y lo tiré dentro del basurero que estaba en el lado derecho opuesto de la mesada... El arroz siguió creciendo inexorablemente mientras yo en total estado de pánico y transpirando continuaba sacando arroz, llevándolo precariamente al basurero en la cuchara que iba dejando caer unos cuantos granos sobre la mesada y el piso de cerámica. Me parece que le falta agua, pensé, y apure el paso a la pileta de la cocina que estaba en el extremo izquierdo opuesto de la mesada y agregue agua fría a la olla pisando los granos de arroz que salpicaban el piso. Creo que es fácil imaginar el resultado final.
Y todavía me faltaba rayar el queso. Nada de comprar Parmesano rayado que nunca se sabe que contendrá!

Del arroz atroz a dirigir una compañía de abastecimiento de comidas gourmet para líneas aéreas internacionales pasaron por mis manos muchas técnicas y recetas. 
Fui depurando y simplificando. Si la receta tiene más de 5 ingredientes y complejísimas maniobras culinarias -con excepción de la pastelería y panadería- me suenan absurdas y no las hago o las adapto. 

La cocina me atrae diariamente, aunque nunca me apartó de mi verdadera pasión -mi profesión a lo largo de toda mi vida- como diseñador de interiores y el gusto por escribir historias que de tan increíbles parece broma, aunque son totalmente verídicas.



Miami, ciudad del futuro
Hace muchos años vivo en Miami donde el culto a la belleza externa y la salud física -aunque no siempre mental- nos hace conjurar imposibles recetas de cocina que cumplan con muchos requisitos ya enunciados entre los "saludables" y que la industria de los alimentos se apura a copiar escondiendo en la receta impronunciables químicos precedidos y disfrazados con el adjetivo “natural”. 

"Natural" palabra mágica y no legislada hace que el cerebro no registre lo malo, mueva la atención hacia el telefono celular y descuidadamente eche al canasto el vil producto.

Para contrarestar tanta incertidumbre acá va una receta de un pan de bananas tan saludable y verdaderamente natural que los hará triscar por los prados donde pastan vacas felices, no contraerán resfríos ni tétanos y los mantendrá esbeltos y con la piel tersa.

Recuerden que ciertas ramas de la cocina, como hornear tortas, requiere de más precisión de medidas y temperaturas que la cocina de hornalla.
Hagan una buena inversión comprando un juego de medidas de taza que son universales más un conjunto de medidas de cucharas, media cuchara, etc. y un termómetro de horno.
Una taza no es igual a la taza de té de la tía Isabel y que nunca es igual a la taza de té de la vecina. Un vasito tampoco es medida cierta, aunque lo asegure en sus recetas doña Petrona de Gandulfo y traten de usar todos los ingredientes orgánicos que consigan.

PAN DE BANANAS SALUDABLE...TAN PERO TAN SALUDABLE QUE NO SE PUEDE CREER.


Receta adaptada de una que encontre hace mucho en el internet.
Calentar el horno a 325 grados Fahrenheit (165 grados Celsius)

Batir sin mucho ahínco

1/3 de taza de aceite de coco o aceite vegetal
1/3 de taza de miel
2 huevos

Agregar

1 taza de bananas bien podriditas, pisadas con un tenedor...son como algunas mujeres: cuanto más feas, más dulces.
También algunos hombres...aunque el hombre es como el oso: cuanto más feo más hermoso...

Cuando esté mezclado incluir

1/4 te taza de cualquier leche o agua
1 cucharadita de té de polvo de hornear
1 cucharada sopera de extracto de vainilla
1/2 cucharadita de té de sal de mar
1/2 cucharadita de canela molida más un poco más para rociar
1 taza y 3/4 de harina integral que puede ser blanca u obscura mezclando todo rústicamente. Algunos grumos están bien.

Completamente opcional, pero yo si lo uso

1/4 de taza de semillas de chía que le dan una extraña textura que recuerda al vidrio molido mientras que agrega incontables nutrientes a la mezcla y como consiguiente muchos más años de vida.
1/2 taza de nueces picadas gruesas
1/2 taza de pasas de uva de cualquier color o pasas de cranberries
Agregar las semillas y frutas a la mezcla anterior
Usar un molde de budín de pan de 9x5 pulgadas engrasado. Yo uso un aerosol especial para hornear y que hace que el pan se despegue fácilmente.
Volcar la masa dentro del molde, dejarla que se acomode como gorda en asiento de colectivo, sacudiendo un poco el molde para que se desparrame bien.

También opcional, pero yo lo uso

Rociar la parte de arriba del pan con un par de cucharadas de azúcar demerara (azúcar en cristales crocantes color caramelo) Ese azúcar no se disuelve y le da textura al pan
Terminar rociando levemente con canela en polvo y ¡al horno se ha dicho!

Hornear por 55 minutos, apagar el horno y dejar 5 minutos más. Sacar del horno y dejar enfriar el pan dentro del molde por 10 minutos. Desmoldar sobre rejilla de metal por 30 minutos antes de cortar.

Por un par de días puede quedar a temperatura ambiente, envuelto en plástico, si dura más que eso es porque a nadie le gusto así que pueden regalar el sobrante a alguna amiga gorda diciendo que lo hicieron pensando en ella.

Si les gustó, pero son moderados al comer lo pueden guardar en la nevera, envuelto, o en un contenedor y cuando lo vayan a servir pueden entibiar las tajadas unos 15 segundos en el microondas. Queda como recien hecho.
Si llega la suegra sin anunciarse pueden servirlo tibo diciendo "mamita", presentí que ibas a venir y lo hice pensando que llegarías a tomar el té, carraspeando para cubrir el sonido del "pip" del horno.