Qué bueno que nos encontramos, acompáñame.
Tengo historias para contar mientras cocinamos algo.
Vengo de una cultura donde gracias a las grandes migraciones europeas del siglo
XIX confluyeron en Argentina varias corrientes culinarias y donde cada
nacionalidad cocina con su propio ingrediente secreto: la nostalgia.
En mi familia siempre se comió rico: las ensaimadas de
la tía Marieta, las naranjas confitadas de la tía Pepa, los huevos fritos y la
jalea de manzanas de la tía Juana, los pucheros y los flanes de mi abuela
Carmen, las Bagna Caudas y las pizzas de mi primo Juan Carlos y los ñoquis de
mi mamá sin dejar de mencionar los asados maravillosos, las empanadas jugosas y
los alfajores de Maicena.
Es así que yo nunca necesité cocinar hasta que a los
20 años me independicé, me mudé a un apartamento y decidí ver cómo preparar
algo casero para comer.
¿Qué sería lo más fácil? -pensé...- hmmm, ya sé! ...arroz
con mantequilla y queso parmesano rallado.
El arroz Gallo venia envasado en cajas de 1 kg. ¿Cuánto
arroz hace falta para dos personas? Veamos: tome un plato y volqué arroz de la
caja hasta formar una pila que se asemejara a un plato de arroz. Eso fue media
caja. Como tenía un invitado calcule velozmente que necesitaba el doble.
Puse
una cacerolita llena de agua a hervir. Volqué la caja completa de arroz en el
agua fría y esperé un rato mirando a cada tanto -nerviosamente- el reloj.
Previendo resultados nefastos, llamé por teléfono a mi
abuela por apoyo logístico y me pregunto si había salado el agua.
Colgué sin saludar, corrí a la cocina y agregué una
cuchara de sal gruesa al agua que continuaba medio fría.
Finalmente hirvió y se
derramo agitadamente con espuma blancuzca y arroz crudo sobre las hornillas.
Bajé
el fuego y pensé: después lo limpio.
Busqué un trapo de cocina para tener a
mano. El arroz comenzó a crecer... entonces con una cuchara saque un poco y lo
tiré dentro del basurero que estaba en el lado derecho opuesto de la mesada...
El arroz siguió creciendo inexorablemente mientras yo en total estado de pánico
y transpirando continuaba sacando arroz, llevándolo precariamente al basurero
en la cuchara que iba dejando caer unos cuantos granos sobre la mesada y el
piso de cerámica. Me parece que le falta agua, pensé, y apure el paso a la
pileta de la cocina que estaba en el extremo izquierdo opuesto de la mesada y
agregue agua fría a la olla pisando los granos de arroz que salpicaban el piso.
Creo que es fácil imaginar el resultado final.
Y todavía me faltaba rayar el queso. Nada de comprar Parmesano
rayado que nunca se sabe que contendrá!
Del arroz atroz a dirigir una compañía de
abastecimiento de comidas gourmet para líneas aéreas internacionales pasaron por
mis manos muchas técnicas y recetas.
Fui depurando y simplificando. Si la
receta tiene más de 5 ingredientes y complejísimas maniobras culinarias -con excepción
de la pastelería y panadería- me suenan absurdas y no las hago o las adapto.
La cocina me atrae diariamente, aunque nunca me apartó
de mi verdadera pasión -mi profesión a lo largo de toda mi vida- como diseñador
de interiores y el gusto por escribir historias que de tan increíbles parece broma,
aunque son totalmente verídicas.
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Miami, ciudad del futuro |
Hace muchos años vivo en Miami donde el culto a la
belleza externa y la salud física -aunque no siempre mental- nos hace conjurar
imposibles recetas de cocina que cumplan con muchos requisitos ya enunciados
entre los "saludables" y que la industria de los alimentos se apura a
copiar escondiendo en la receta impronunciables químicos precedidos y disfrazados
con el adjetivo “natural”.
"Natural" palabra mágica y no legislada hace que el cerebro no registre
lo malo, mueva la atención hacia el telefono celular y descuidadamente eche al canasto el vil producto.
Para contrarestar tanta incertidumbre acá va una receta de un pan de bananas tan saludable
y verdaderamente natural que los hará triscar por los prados donde pastan vacas felices, no contraerán resfríos
ni tétanos y los mantendrá esbeltos y con la piel tersa.
Recuerden que ciertas ramas de la cocina, como hornear
tortas, requiere de más precisión de medidas y temperaturas que la cocina de
hornalla.
Hagan una buena inversión comprando un juego de
medidas de taza que son universales más un conjunto de medidas de cucharas,
media cuchara, etc. y un termómetro de horno.
Una taza no es igual a la taza de té de la tía Isabel y que
nunca es igual a la taza de té de la vecina. Un vasito tampoco es medida cierta,
aunque lo asegure en sus recetas doña Petrona de Gandulfo y traten de usar
todos los ingredientes orgánicos que consigan.
PAN DE BANANAS SALUDABLE...TAN PERO TAN
SALUDABLE QUE NO SE PUEDE CREER.
Receta adaptada de una que encontre hace mucho en el internet.
Calentar el horno a 325 grados Fahrenheit (165 grados
Celsius)
Batir sin mucho ahínco
1/3 de taza
de aceite de coco o aceite vegetal
1/3 de taza
de miel
2 huevos
Agregar
1 taza de
bananas bien podriditas, pisadas con un tenedor...son como algunas mujeres: cuanto más
feas, más dulces.
También
algunos hombres...aunque el hombre es como el oso: cuanto más feo más
hermoso...
Cuando esté mezclado incluir
1/4 te taza
de cualquier leche o agua
1
cucharadita de té de polvo de hornear
1 cucharada
sopera de extracto de vainilla
1/2
cucharadita de té de sal de mar
1/2
cucharadita de canela molida más un poco más para rociar
1 taza y 3/4
de harina integral que puede ser blanca u obscura mezclando todo rústicamente. Algunos
grumos están bien.
Completamente opcional, pero yo si
lo uso
1/4 de taza
de semillas de chía que le dan una extraña textura que recuerda al vidrio
molido mientras que agrega incontables nutrientes a la mezcla y como consiguiente muchos más años de vida.
1/2 taza de
nueces picadas gruesas
1/2 taza de
pasas de uva de cualquier color o pasas de cranberries
Agregar las
semillas y frutas a la mezcla anterior
Usar un
molde de budín de pan de 9x5 pulgadas engrasado. Yo uso un aerosol especial
para hornear y que hace que el pan se despegue fácilmente.
Volcar la
masa dentro del molde, dejarla que se acomode como gorda en asiento de
colectivo, sacudiendo un poco el molde para que se desparrame bien.
También opcional, pero yo lo uso
Rociar la
parte de arriba del pan con un par de cucharadas de azúcar demerara (azúcar en
cristales crocantes color caramelo) Ese azúcar no se disuelve y le da textura
al pan
Terminar
rociando levemente con canela en polvo y ¡al horno se ha dicho!
Hornear por 55
minutos, apagar el horno y dejar 5 minutos más. Sacar del horno y dejar enfriar
el pan dentro del molde por 10 minutos. Desmoldar sobre rejilla de metal por 30
minutos antes de cortar.
Por un par
de días puede quedar a temperatura ambiente, envuelto en plástico, si
dura más que eso es porque a nadie le gusto así que pueden regalar el sobrante a alguna
amiga gorda diciendo que lo hicieron pensando en ella.
Si les gustó,
pero son moderados al comer lo pueden guardar en la nevera, envuelto, o en un contenedor y cuando lo vayan a servir pueden entibiar las
tajadas unos 15 segundos en el microondas. Queda como recien hecho.
Si llega la suegra sin anunciarse pueden servirlo tibo diciendo "mamita", presentí que ibas a venir y lo hice pensando que llegarías a tomar el té, carraspeando para cubrir el sonido del "pip" del horno.