VERANO, tiempo de mangos
VIVALDI - EL VERANO Ara Malikian DVD 15. Summer Vivaldi (Latin Grammys 2015) Teatro Real de Madrid
CUANDO UN MANGO VALIA UN MANGO
por Felix Achenbach
©Copyright 2019
El marido de mi tía Juana se
llamaba Juan López.
Juana era hermana de mi
abuela Carmen y mi abuela era la única que lo llamaba Juan. Para el resto de la
familia era el tío López.
El tío López y su extensa
familia viajaban mucho. Hacían largos viajes a Europa que duraban varios meses
o recorrían Argentina y países limítrofes de punta a punta en automóvil. Yo
esperaba que regresaran porque traían historias, olores y sabores de los
lugares que visitaban.
Una vez como en el año 1955 habían
ido a Chile en auto y de regreso pasaron por Rosario a saludarnos como siempre
muy afectuosos.
El tío
López me traía de regalo una fruta que había comprado en Chile, para mí
desconocida. Mas grande que una manzana, pesada, densa y con un inusitado color
naranja con un reflejo de atardecer rojo.
Diestramente la peló para mí
y me dio un pedazo. Yo, que a esas alturas de mi vida ya me había puesto peores
cosas en la boca, no decline el bocado y absorbí el aroma exótico que repicaba a especies lejanas y
mastiqué esa delicia sorprendente.
¿A que sabe? Preguntó el tío. No sé, respondí,
es dulce pero raro. ¿Pues no te sabe a queso? Y si…en el fondo era queso fresco
con el agregado de especias y un sabor intensamente dulce.
¿Qué es? Pregunté. Y el tío
López contestó: es un mango…y cuesta un mango (un mango en lunfardo es un peso)
Nunca se me borrará ese
recuerdo fragante.
Años después viviendo en el trópico ya sea por debajo o por encima del Ecuador me he
visto rodeado de mangos en abundancia.
La gente que planta un árbol de mango no tiene idea de en lo que se mete. El
árbol de mango es gigantesco, difícil de dominar a menos que se pode correctamente
y produce tal cantidad de frutas que normalmente caen al piso y son comida para
las ardillas y los mapaches y entonces la gente los dejas podrir en el piso y
el olor a mango podrido flota en el aire y lo hace poco apetecible.
Yo no tengo un árbol en mi propiedad,
pero muchos de mis vecinos si y he hecho correr la voz de que no los tiren,
sino que me los den a mí.
En casa los pelamos, los
cortamos en pedazos y los congelamos y entonces tenemos mangos por un año para
hacer jugos, helados, torta de mango, mousse de mango y ya no cuestan un mango,
sino que son gratis. Al menos acá.
Mi esposo Manuel estuvo en Japón para la presentacion de un proyecto y cuenta que un mango en Tokio cuesta 187 dólares. Si,
definitivamente acá en Miami, en comparación, son regalados…
Advertencia!!! Efectos
secundarios:
Comer mangos en cantidades
exageradas pueden producir el síndrome del abanico y un ritmo incontenible
llamado Rumba Samba Mango. Aun no hay cura conocida y se manifiesta anualmente. Pon el volumen alto y cómelos con moderación.