En homenaje a una larga amistad, escrito la noche del 19 de Julio del 2007
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2007- Felix Achenbach – Miami, Julio 2007
SWEET SADNESS - Aziza Mustafa Sayeh - Para acompañar el viaje
MALA EDUCACION
Marzo del
58’. Un nuevo cumpleaños me trajo el primer pantalón largo y la papeleta
aprobando mi ingreso a primer año al codiciado Industrial de la Nación General
Don José de San Martín.
¿Con un
nombre tan rimbombante como ese quien osaría no ser alguien al egresar?
Primer día
de clases: confusión y ansiedad.
Gris, frío,
y unos cuarenta soretes atemorizados por los techos demasiado altos, los
salones demasiado grandes, los pizarrones dobles que podían subir y bajar con
un juego de poleas sumados al color gris cemento que nos envolvía y se
obstinaba en disminuirnos.
Algunos ostentábamos
pantalones largos con mal disimulado orgullo. Otros, soportaban el frío que el
vello incipiente de las piernas no lograba atenuar. Soquetes resbaladizos se apilaban
sobre el zapato embetunado para el primer día de clases y un portafolios flaco
que aún no sabía lo que le iba a tocar almacenar completaban el atuendo.
Nos íbamos
amontonando por los pasillos con el recelo del rebaño que va al matadero sin saberlo,
pero intuye -y aun así se deja llevar.
Un empujón.
Me di vuelta y lo vi: medio aprisionado entre mi espalda y la horda. Más bajo
que yo y con esos ojos oscuros enmarcados por ojeras eternas.
Entramos al
salón y encontramos un asiento cualquiera al lado de un desconocido. Por lo
menos yo ya conocía a alguien, aunque no vi las ojeras por los alrededores.
Pasaron
semanas hasta que deserciones, gripes y ceros fueron vaciando asientos y un día,
no sé cómo, Fontanarrosa estaba sentado a mi derecha.
De allí en más
hice resonar la inefable carcajada que me hiciera célebre entre los profesores
que de espaldas a la clase ya adivinaban al culpable y decían:
“Achenbach…afuera…”
El Negro se
dio cuenta rápidamente que yo era su esclavo, pasto seco que ardía rápidamente
con una broma y comenzó su tarea incontrolable de hacerme cagar de risa
mientras el mantenía una seriedad solemne y me miraba, entre incrédulo y sorprendido, apuntándome con esas ojeras que me
empujaban al vacío de la convulsión.
Solemne el
paso, pero babeando de la risa me iba afuera…por último, ¿que más quería? Podría
ir al barcito que tenía el tamaño de una puerta que se abría cada recreo al malón
hambriento y conseguía el pebete de jamón y queso sin empujones ni insultos.
Para el
segundo año él comenzó a dibujar con lo cual acrecentó en forma exponencial su potencial
dañino. Bastaba un papelito del tamaño de una estampilla con un boceto pasado
subrepticiamente por debajo del pupitre para que yo, tratando de evitarlo,
explotara en una carcajada que me llevaría indefectiblemente al pasillo.
“
Achenbach…afuera!...” decía el profesor de turno sin siquiera levantar la
cabeza de su libro de texto y aunque el Negro se iba haciendo conocer como
instigador silencioso, por ahora, yo era el que me tenia que ir.
La Muñoz
era la profe de Mineralogía. Llamo al frente a uno de los olfa que después de
una correcta disertación ella despidió agradeciéndole su presentación…el se fue
rápidamente sin responder el de rigor “de nada, señorita” Ella entonces le
llamo la atención con un: “Señor Fulano, lo cortés no quita lo valiente”
El Negro rápidamente
susurro a mi lado, corrigiéndola “…lo cortés no quita lo caliente…”
Yo enrojecí,
exploté en risotadas y sin esperar el “Achenbach…, afuera” comencé mi conocido sendero
hacia la puerta…
La Muñoz,
sorprendida por mi diligencia, pregunto de que me reía…¿cómo podía
explicárselo? si al darme vuelta y ver
las ojeras que me miraban casi me meo…
Otra clase
de Mineralogía perdida…
Como podría
pasar por la vida sin poder distinguir un granito de un mármol, me pregunte
mientras masticaba el pebete.
El Ingeniero
Pla era un señor refinado y sin duda viejo, tan viejo que era casi transparente
y sus cabellos blancos parecían hilos de cristal por los cuales pasaba sus
manitas de pájaro, también transparentes surcadas por venas moradas. Con su
vocecita del más allá trataba, con moderado éxito, hacernos entrar en el mundo
de las matemáticas y la cultura general. Un día, no sé a cuento de que mencionó
el caviar.
Sentí las
ojeras en el lado derecho del cuello y por ese mismo canal auditivo recibí en
un susurro la definición de caviar por Fontanarrosa: “el caviar” dijo “son esas
bolitas negras y chatas que crecen entre los dedos de las patas”
Nos
sentábamos en la segunda fila, pero ese día los de la primera habían faltado.
Sin escudo protector no tuve salvación.
El viejo
Pla, que era muy fino, me miro con ojos glaucos. Por un momento dudo sobre la
pena a aplicar y luego dijo firmemente: “Señor Achenbach, por favor retírese
del aula…” otra vez el viaje al tempranero pebete de jamón y queso aunque ahora
con mas dignidad. Aparentemente la gente que de veras sabe lo que es el caviar
tiene modales, pensé.
Una clase
de Historia Griega nos trajo a Juno, “la diosa de la vista…”
“ Achenbach,
afuera!”…Veré si me queda guita para el tranvía así me compro el pebete…
Nadie pudo
ver en esa época que el humor suplía la mala educación que se aferraba a
sobrevivir entre paredes grises, pasillos fríos y profesores aun más grises.
Al Negro no
le fue nada mal.
Para compensar por mis largas horas en
los pasillos tuve que tomar clases particulares, costosas y aburridas y mas
tarde emigrar para ser profeta en tierras extrañas. Soy otro de los
sobrevivientes del Industrial de la Nación, pero ¿quién me quita lo reído?
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Contribucion al libro: "El Negro Fontanarrosa, la biografia", por Horacio Vargas
Fotografia del grupo de alumnos del Industrial de la Nacion - 1958
El Negro Fontanarrosa primera fila a la derecha. Yo en la tercera fila, cuarto de la derecha.
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Qué lindo homenaje a ese genio, Félix!!! si él lo leyera, seguro se la pianta un lagrimón y una sonrisa al mismo tiempo!! Me hubiera gustado saber qué anécdotas tendría él de vos!!Vaya dúo!!El viento los amontona, dicen las buenas lenguas!!Menos mal, porque entre tanta solemnidad de esos cursos, la gente de ingenioso humor no tiene precio!!! Fontanarrosa es un genio atemporal, sigue despertando sonrisas, aún en tiempos difíciles !!! gracias por los lindos recuerdos compartidos ♥
ResponderBorrar...la genialidad y las carreras tecnicas no se llevan de la mano, por eso el Negro se solto y volo...
BorrarMuy emocionante la interpretación de Aziza Mustafá Sayeh y el diseño de Manuel, genial! La foto de ustedes, para hacer una caricatura!! Tan chiquitos y con la personalidad tan marcada!! Realmente,el negro se debe estar regocijando con semejante homenaje!!!
ResponderBorrarFélix , que hermoso relato! Conmovedor . Gracias por regalarnos a tus lectores tan bello homenaje al Negro.
ResponderBorrargracias mi querida, siempre es bueno tener lectores agradecidos!
BorrarHermoso homenaje ❤️
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