Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amo la vida.
Chavela Vargas / Las simples cosas - Martirio
La vida me arrimo a un par de madres adoptivas que procuraron suplir la falta de presencia de la mia propia.
Con mi madre natural teníamos una relación muy particular pero que a nosotros nos servía.
La nuestra era como el punto en que las aguas del océano Pacífico y Atlantico se encuentran: se tocan pero no se mezclan.
Se llama osmolaridad: salinidad y temperaturas diferentes.
Dias atras fue el cumpleanios 102 de mi madre Carmen y como siempre lo recordamos con velas alrededor de su retrato y un ramillete de rositas rococo de color durazno.
Carmen fue siempre una mujer cuidada, elegante y que amaba las cosas bellas.
Hace mas de 40 anos fuimos los dos a comprar para ella un vestido de noche que usaría en una recepción a la que atenderíamos juntos.
Había en Rosario en esa epoca una tienda que representaba “couture” de varios modistos internacionales y nos inclinamos hacia Cardin.
Luego de tomarse el tiempo necesario para revisar cuidadosamente la colección completa eligio un numerito que le quedaba como hecho para ella.
Se veía deslumbrante y atemporal en un simple vestido largo negro abotonado al frente con botones cubiertos de cristales Swarovsky desde el comienzo del escote en V hasta encima de las rodillas. De allí hacia abajo continuaban hasta el ruedo pero sin abrochar dejando entrever un poco de piernas al caminar.
La sorpresa eran las medias de seda de un palido aqua ahumado que replicaban el color de un par de peonias de organza de seda en el mismo tono que las medias y que se posaban sobre su hombro izquierdo.
La sorpresa eran las medias de seda de un palido aqua ahumado que replicaban el color de un par de peonias de organza de seda en el mismo tono que las medias y que se posaban sobre su hombro izquierdo.
Felicitaciones Pierre!
Los dos nos sentimos en la cima del mundo. Ella se veía magnifica y yo estaba muy feliz al verla.
Los dos nos sentimos en la cima del mundo. Ella se veía magnifica y yo estaba muy feliz al verla.
Las aguas se arrimaban pero no se mezclaban.
Si solo hubieramos sabido que estabamos eligiendo el vestido que años despues usaría para su propio funeral tal vez hubieramos prestado mas atencion al momento.
Si solo hubieramos sabido que estabamos eligiendo el vestido que años despues usaría para su propio funeral tal vez hubieramos prestado mas atencion al momento.
Cuando supo que era su hora de partir y yo estaba a miles de kilometros de distancia ella pidió que la vistieran en aquel atuendo fabuloso que había reposado por años en una caja, mullido entre papeles de seda y de donde paso a otra caja en la que ya no volveria a ver la luz.
El rigor mortis hizo un poco difícil deslizar las medias de seda pero al fin lo lograron.
Félix Felicitaciones!!!! Me encantó el blog. Te auguro un exito enorme!!! Talento, humor y buen gusto! Un abrazo
ResponderBorrarMariana Wenger
Gracias Mariana! espero que nos veamos nuevamente
BorrarMuy emotivo, cada detalle tan bien cuidado, tan claro, tan rica descripción!!!! me encantó, no veo las horas de tu próxima entrega!!!Felicitaciones!!!
ResponderBorrarQué gran evocación realizas en tu relato, pude imaginar cada detalle de ese vestido en la plenitud de la vida de Carmen y en el momento en que trascendió al infinito...Besos querido Félix
ResponderBorrargracias Laurencia, siempre tan carinosa!
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